Al ser un recipiente hermético, evita el contacto con el aire, ayuda a que frutas, verduras, comidas cocinadas y otros alimentos duren más tiempo frescos.
Gracias al cierre hermético, puedes transportar líquidos (sopas, jugos, salsas) sin preocuparte por que se derramen.
Protege los alimentos de la contaminación externa, especialmente útil para almacenar harinas, granos, arroz o cereales.
Facilita mantener el refrigerador, alacena o cocina más ordenados y visualmente limpios.
Comparado con recipientes de vidrio o de un solo uso, el plástico es más liviano y suele ser más barato.
Ideal para llevar almuerzos, meriendas o snacks al trabajo, colegio o gimnasio, sin que ocupen mucho espacio.
Muchos modelos soportan bajas o altas temperaturas, lo que permite calentar o congelar directamente en el mismo recipiente.
Al almacenar de forma segura, se evita que la comida se dañe rápidamente y tengas que botarla.
Puedes elegir el que mejor se adapte a tus necesidades: desde porciones pequeñas hasta almacenamiento de grandes cantidades.
